Por Alexander Alvarez.
Me deja perplejo que se diga
que la crisis es historia del pasado porque la historia, por antonomasia, trata
del pasado. Es como pedir una macedonia de frutas o una baraja de cartas, la
primera palabra ya define a la segunda. Otra cosa es que se utilice ese
lenguaje para grabarlas en el subconsciente y que, así, nos creamos el mensaje,
máxime si se repite suficientemente esa frase.
El uso sutil de las palabras nos lleva a un lado u otro. Por
ejemplo, crecimiento en lugar de progreso. El crecimiento puede llegar a crear
monstruos y bueno sería recordar que la sociedad es un ente vivo y su
crecimiento desmedido perjudica más que ayuda. Progreso, por el contrario, nos
evoca innovación, respeto, investigación; en fin, nos transmite una idea de
calidad y futuro mucho más que de tamaño y cortoplacismo.
El presidente uruguayo Mujica puso el dedo en la llaga al
decirnos que la palabra austeridad había sido prostituida y que prefería la
palabra sobriedad. Una simple búsqueda de los sinónimos de cada una nos dará
una idea.
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